El recetario que compartimos en esta entrada es resultado de un proceso de aprendizaje y colaboración entre la Asociación de Mujeres Africanas de Paterna (AMAP), CERAI, la Fundació Assut y ACOEC. Como dice Alba Herrero Garcés, compañera de la Fundación Assut y coordinadora de la publicación, «se trata de una pequeña muestra de todo el que nos une, de la importancia de conocernos y de compartir quién somos, de dónde venimos, dónde vamos…»

El Recetario Soninké, término que hace referencia a la cultura y la lengua de un grupo étnico del África occidental —disperso entre países como Senegal, Gambia y Malí, desde Mauritania al norte hasta Ghana y Costa de Marfil al sur— nace también con la intención de dar visibilidad y reivindicar la diversidad cultural de la Huerta de Valencia, así como subrayar el hecho de que «el propio territorio se ha ido conformando a partir de esta diversidad, con interdependencias ambientales, sociales y culturales en constante construcción, y en un proceso dinámico de apropiación de prácticas, discursos y significados». La propia experiencia de las mujeres de la AMAP, la existencia de cultivos africanos en la huerta, las prácticas y los saberes compartidos y, sobre todo, estas recetas que las mujeres africanas cocinan cotidianamente, son prueba de ello.

Las recetas y los dibujos que aparecen en el Recetario Soninké son obra de las mujeres de la AMAP, realizados en diferentes talleres del proyecto «Mujeres africanas en la Huerta: una apuesta por la interculturalidad», financiado por la Obra Social La Caixa. En palabras de Alba Herrero, «son recetas compartidas desde la experiencia cotidiana; incluso desde la corporalidad en aquellos casos en que nos faltaban palabras comunes para entendernos. Es por eso que son recetas para experimentar, para aprender haciendo y sobre todo comiendo.»

«Nos queda todavía un largo camino por recorrer —concluye Herrero en la presentación del recetario—, éstos son apenas los primeros pasos, el inicio del camino, algunas pinceladas. Es una alabanza al placer de aprender comiendo, probando, saboreando… Una alabanza al cuerpo, al cuerpo que siente, que escucha, que entiende, que trabaja, que crece, que cuenta… Es también nuestro pequeño homenaje a todos los trabajos cotidianos que sostienen, permiten y crean la vida. Trabajos históricamente invisibilizados y despreciados, trabajos que no aparecen en las narraciones principales de la historia, ni en el imaginario colectivo, pero sin los cuales nada hubiera sido posible. Es una reivindicación de la importancia de los cuidados y quienes los llevan a cabo.»

¡Buen provecho! Arnamurandi!

Recetario Soninké

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